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J.F.MESTRE/G.PICO
Domingo Pozo Martínez regentaba el bar «El halcón», que está situado en la barriada de sa Indioteria. Se trata de un establecimiento pequeño y, según citaron algunos de los vecinos de la zona, «tenía el negocio muy descuidado. Con los clientes era muy amable y siempre hablaba de su gran pasión, que era la caza». El detenido no era muy regular con el trabajo, ya que a veces cerraba el bar y no lo abría durante días. Sin embargo, el jueves, es decir, el día que supuestamente mató a Pilar Crevillent e hirió de gravedad a dos de sus hijos, el hombre sí abrió el bar y no lo cerró hasta las 20.30 horas. Algunos clientes que estuvieron en el establecimiento comentaron a este periódico que esa tarde bebió «muchas cervezas» y que parecía que se encontraba «muy triste». De hecho, sacó varias veces el tema de la relación que mantenía con la víctima y manifestó en público: «Mañana saldré en los periódicos». Ninguno de ellos se podía imaginar que esa amenaza se cumpliría y que esa noche acudiría al domicilio de s'Arenal y cometería un hecho tan grave.

Precisamente fue un cliente quien le acompañó a su casa, que está situada en la barriada de Son Oliva. Domingo Pozo le invitó a subir a su casa para tomar una cerveza, y el cliente aceptó. A los pocos minutos se marchó y pudo ver como el individuo se tumbaba en el sofá de su casa y se tapaba con una manta. No vio como el presunto criminal salía después y cometía este brutal asesinato.

En la barriada de sa Indioteria ayer no se hablaba más que del crimen y en poco tiempo casi todos los vecinos sabían que el autor había sido el dueño del bar «El halcón». Muchos de ellos conocían también a Pilar, la víctima, y sabían que la relación con su ex compañero era muy conflictiva. Una vecina de la barriada señaló a este periódico que «hacía días que veía a Domingo muy triste. Me había comentado que se sentía muy solo, ya que se había peleado con su compañera. Por ello, en estos últimos días se notaba que estaba bebiendo más de la cuenta».