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Cinco de los seis jóvenes que en octubre de 1999 pintaron 'grafitis' en el tren de Sóller, fueron condenados ayer a cumplir seis meses de prisión cada uno y a pagar una indemnización de 17.200 euros por los desperfectos causados. Esta decisión fue tomada después de que el fiscal aceptara rebajar la petición inicial de dos años de prisión para cada acusado. A pesar de que eran seis los imputados, uno de ellos no se presentó y deberá ser juzgado aparte.

La acusación particular, que defendía los intereses del ferrocarril de Sóller, se mostró satisfecha con la conformidad y recordó que el seguro ya pagó los desperfectos ocasionados por los actos vandálicos.

Los hechos, calificados como un delito de daños, tuvieron lugar en la madrugada del 12 de octubre de 1999 en la plaza de España de Palma. Los acusados accedieron al lugar donde permanecían aparcados los vagones, que a esa hora se encontraba mal iluminado y con escasa vigilancia. A continuación, pintaron la parte exterior de seis de los 17 vagones que formaban parte del tren. Las pintadas afectaron a la madera y a los cristales, provocando unos daños que en primera instancia fueron calculados en 12.000 euros, aunque el perjuicio económico aumentó, puesto que las tareas de limpieza se prolongaron por espacio de cuatro meses. Además, en cuatro de los compartimentos, que no estaban suficientemente barnizados, el color se introdujo en los poros de la madera y su limpieza fue más compleja. Estos vagones tuvieron que ser desmontados pieza por pieza, estando cada uno de ellos más de un mes fuera de servicio.

Aún así, los «grafiteros» no pudieron acabar las pintadas en todos los vagones, ya que dejaron dos de ellos a medio terminar. Las investigaciones policiales se centraron en los primeros días en realizar pruebas de peritaje y de comparación, a fin de determinar si algunas inscripciones aparecidas en calles de Palma, y de las que ya se conocía a los autores, fueron realizadas por el mismo grupo juvenil.