La hermana de la fallecida, su cuñado, sus sobrinos y otros
familiares residen en Santa Maria, y al parecer también la madre de
Josefa. La víctima mortal nació en Santa Eugènia, pero también
tenía mucha relación con aquella localidad. «Son muy buena gente y
nos hemos quedado de piedra cuando hemos sabido la noticia»,
contaron unos vecinos de la calle Josep Capó, a la entrada del
pueblo. En el bar Es Comerç también fue muy comentada la noticia:
«Por aquí viene el cuñado y estamos todos muy impactados».
Gregorio González Pozo tenía depresión y el jefe de su empresa,
Agustín, contó ayer que últimamente le decía: «No sé que va a
pasar», refiriéndose a la relación con su esposa, que se quería
separar de él. El homicida contaba que ella tenía un amigo muy
especial al que había conocido por internet, del que sentía celos
muy intensos, y pensaba que su mujer lo estaba engañando. A pesar
de que el matrimonio estaba a punto de romper y que las peleas eran
continuas, parece ser que no existían denuncias por malos tratos.
Sin embargo, si hay constancia de que la sometía a excesos verbales
y acoso psicológico, «que también es otra forma de maltratar»,
según apuntaron en fuentes policiales.
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