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Siete personas murieron el lunes por la noche en París, entre ellas cuatro niños, al arder el vetusto edificio habitado por unas doce familias marfileñas, apenas cuatro días después de que fallecieran otros 17 africanos en un drama similar, en una nueva muestra de la precariedad de miles de inmigrantes en la ciudad.

El incendio en el turístico e histórico barrio del Marais, que según los primeros indicios recogidos por los investigadores fue de origen accidental, también provocó 14 heridos, tres de ellos graves.

El centenar de bomberos que acudió al edificio a los pocos minutos de que se diera la alerta controló el fuego en hora y media, y se encontró con los cuerpos sin vida de seis personas en el interior.

El séptimo muerto fue un niño que había saltado al vacío desde la tercera planta del edificio -que contaba con cinco pisos- para tratar de escapar de las llamas.

El fuego se había declarado hacia las 22.00 locales en el hueco de la escalera por causas indeterminadas, aunque se descartaba un acto voluntario, sobre todo a la vista del estado de los circuitos eléctricos y las instalaciones, los cables que colgaban por todas partes y el estado general de insalubridad del inmueble.

El presidente francés, Jacques Chirac, envió su pésame a las familias de los fallecidos en el Marais, y anunció que el Gobierno va a tomar «iniciativas fuertes» para «evitar dramas de esta naturaleza».

El embajador de Costa de Marfil en Francia, Jacinthe Kouassi, lamentó que se hubiera repetido la tragedia en menos de una semana y pidió a las autoridades francesas que hagan lo posible para que no vuelva a ocurrir y para regularizar a los inmigrantes. También el ayuntamiento de París se mostró crítico con la falta de medidas para solucionar el problema de este tipo de viviendas.

El pasado mes de abril, otro incendio en una pensión del centro de París en malas condiciones, y que se destinaba sobre todo a alojar inmigrantes sin papeles, acabó con la vida de 24 de ellos.