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J.J.MONERRI
El «Quiet Waters» (Aguas Tranquilas), de 18 metros de eslora y cuatro de manga, fue capturado anteanoche cuando navegaba a once millas al suroeste de Formentera con un rumbo de 80 grados este. Sus cinco tripulantes, cuatro británicos y un marroquí, se vieron sorprendidos cuando la patrullera de Aduanas con base en Eivissa, la HJV, se les echó encima sin darles ninguna opción. El barco, que navegaba con el pabellón típico de las islas del Canal de la Mancha, llevaba en sus bodegas 3.570 kilos de hachís, según los primeros recuentos. El director insular, José Manuel Bar, indicó que es la cantidad más importante de hachís aprehendida en Balears desde hace 7 años.

Los funcionarios de Aduanas tenían ayer muchas horas por delante para culminar un trabajo que se inició ahora hace un mes. Los agentes, con el barco apresado en el mismo puerto de Eivissa, cerca del monumento a Los Corsarios, tenían pendiente no sólo el interrogatorios de los detenidos sino también llevar a cabo nuevos registros en el interior del buque, lugar donde, por el momento, se han hallado 119 fardos de unos 30 kilos cada uno.

El Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA), en una operación realizada exclusivamente por agentes de Eivissa, continuaba ayer las investigaciones para aclarar el destino final -incluido Balears- de un alijo que presumiblemente se cargó días atrás en la costa marroquí. El pesquero llevaba a bordo dos lanchas neumáticas equipadas con motores fueraborda de 40 caballos.

El capitán del «Quiet Waters» es un galés de unos 40 años que iba acompañado por otros tres británicos, dos de su misma edad y un tercer marinero de unos 22 años. El quinto tripulante, un magrebí de mediana edad, se cree que había embarcado con la finalidad de controlar que se hacía entrega de la droga en el lugar convenido, según explicó el máximo responsable del SVA en Eivissa, Ernesto Carvajal. La embarcación contrabandista no tenía un puerto fijo conocido, aunque Carvajal precisó que Aduanas tiene noticias de que este mismo barco había sido visto recalando varias veces en Alicante. Carvajal aclaró que ello no significaba que el «Quiet Waters» no hubiera podido ser utilizado por otras personas como simple barco de recreo.