Los botes de humo formaban grandes nubes, frente al fuego de los cócteles molotov. Foto: VASIL VASILEV
02/12/07 0:00
PEP MATAS/GUILLEM PICÓ
Pasan unos minutos de la medianoche cuando llegamos a la rotonda de Mercapalma. Hay agentes del CNP, de la Policía Local, un retén del Cos de Bombers y un vehículo de Tráfico. Los controles son muy estrictos porque flota la sospecha de que los «amotinados» del poblado están esperando que alguien les lleve combustible (para fabricar cócteles Molotov) y cohetes.
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