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JAVIER JIMÉNEZ A Jorge Durán Cañellas la muerte le sorprendió de madrugada, cuando había cerrado su bar de El Portixol y se dirigía en motocicleta a Cala Mandía, donde había comprado un apartamento. Su mujer y su hija de corta edad les esperaban en la casa, pero Jorge, vecino de Marratxí, se quedó en un tramo de la carretera de Manacor, tendido sobre el asfalto.

Hacía aproximadamente que el empresario se había sacado el carnet de motocicleta y ayer, al acabar el trabajo, se subió a su Kawasaki de 500 centímetros cúbicos y enfiló la carretera de Manacor. A la altura de la Ronda des Port, en su confluencia con la carretera de Son Forteza, Jorge se encontró con una rotonda y perdió el control. Salió despedido y colisionó contra una señal de tráfico. Se golpeó brutalmente el cuello y a pesar de que llevaba el casco reglamentario quedó inerte, a pocos metros de su moto.

La Policía Local de Manacor se hizo cargo de las diligencias, ya que el accidente había ocurrido en el casco urbano, y cuando los agentes llegaron a ese punto kilométrico Jorge ya había fallecido. Los agentes le retiraron el casco, para intentar reanimarle, pero no sirvió de nada. Los sanitarios del 061 también enviaron a una ambulancia a Manacor, y los médicos sólo pudieron certificar su muerte. Ayer por la mañana la familia del motorista, y su hija de corta edad, se desplazaron al cuartel de la Policía Local de Manacor, para conocer los detalles del accidente. Las carreteras de Mallorca se han vuelto a cobrar su macabro tributo.