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El Juzgado de lo Penal número 8 de València ha condenado a un año y medio de prisión a un hombre que se hizo pasar por su exmujer y, a través de tres cuentas de correo, difundió fotografías íntimas de su mujer y proporcionó datos personales y privados de ella en un chat de personas aficionadas a prácticas sadomasoquistas, en una sala llamada 'Sumisas y mazmorras'. El exmarido había sido condenado anteriormente por impago de pensiones y por alzamiento de bienes a tres meses y un año de cárcel, respectivamente.

La juez ha considerado probado que la exesposa estuvo recibiendo durante un «largo periodo de tiempo» correos y llamadas de teléfono tanto a su número privado como al del trabajo de personas que se interesaban por sus servicios -la ofreció como «sumisa»-, lo que le provocó «desasosiego, tristeza, frustración e impotencia», unos sentimientos que le duran hasta la actualidad.

Además, la juez le impone la prohibición de aproximarse a su exmujer, defendida por el despacho de José Domingo Monforte, a 300 metros de su domicilio o lugar de trabajo durante tres años y que por vía de responsabilidad civil le indemnice con 2.000 euros por un delito contra la integridad moral.

El acusado se negó a declarar en la vista aunque sí contestó a su letrado que se ratificaba en su declaración en instrucción, donde negó ser autor de los hechos y aunque reconoció haber sido el autor de las fotografías durante el matrimonio, dijo que se le había estropeado el ordenador y había perdido toda la información con anterioridad a esos hechos.

Para la juzgadora en este caso hay prueba de cargo suficiente para desvirtuar el principio de presunción de inocencia, como la existencia de documentación no impugnada en la que se acredita que la IP del ordenador desde la que se remitieron los correos electrónicos y las fotografías íntimas y los datos «es titularidad del acusado y fueron enviadas desde su domicilio».

«Venganza y resentemiento»

Además, señala que existía motivación para hacer daño a su exposa dado que el divorcio fue contencioso, con lo que «no resulta ajeno a las reglas de la lógica y las máximas de experiencia la existencia de una motivación de venganza y resentimiento». Asimismo, considera «ciertamente pueril» la explicación dada por el acusado acerca de que se le estropeó su ordenador.

Dos usuarios del chat explicaron en el juicio que entregaron los correos e información recibida a la Policía al ponerse en contacto con la exmujer y asegurarles que no era ella quien se había ofrecido como sumisa.