Además de la pena de cárcel, que quedó suspendida, el varón no podrá acercarse a la denunciante a menos de 200 metros ni comunicarse con ella durante dos años y medio. Asimismo la indemnizará en 3.000 euros por los perjuicios ocasionados.
Ambos se conocieron en el mes de septiembre de 2016 en un centro de estudios religiosos. Parecía una amistad más, pero la cosa cambió tres años después. El 2 y el 13 de septiembre de 2019, la mujer le envió al imputado dos correos electrónicos dejándole claro que no quería continuar su relación de amistad, pidiéndole que no le molestara más así como su intención de cortar todo tipo de contacto.
El hombre, a pesar de estos avisos, desde esa misma fecha y hasta enero de 2020, comenzó a enviar a la perjudicada múltiples correos electrónicos, además de mensajes por Facebook y otras redes sociales. Asimismo le dejó varios regalos, notas y comida en el parabrisas de su coche y se presentó en su lugar de trabajo. La mujer se vio obligada a bloquearlo de las redes sociales y a abandonar los estudios que compartía con él. Y no sólo esto, sino que vio alterada su rutina diaria y limitó su vida social. Por todo ello precisó tratamiento psicológico, que continúa en la actualidad.
La juez de lo Penal número 3, tras alcanzar las partes un acuerdo de conformidad antes de la vista, dictó sentencia in voce en el acto.
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