El padre de la víctima avisó a la Guardia Civil al oír los disparos, y a su llegada a la zona los dos agentes desplazados fueron sorprendidos por el encausado, quien les disparó varias veces por la espalda, de forma indiscriminada y con una pistola en cada mano. En una sentencia, el Supremo desestima el recurso del condenado contra la resolución dictada por el Tribunal Superior de Justicia de Aragón, que a su vez confirmó la de la Audiencia Provincial de Teruel -donde se celebró el juicio con jurado- por tres delitos de asesinato en concurso con dos de atentado.
En concreto por uno de los asesinatos fue condenado a prisión permanente revisable y además se le impusieron dos penas de 25 años de prisión por los otros dos crímenes y tres de cinco años por otros tantos delitos de robo con intimidación, así como el pago de más de tres millones de euros a las familias de las víctimas como indemnizaciones. El alto tribunal rechaza el motivo del recurso en el que la defensa solicitaba la anulación de la condena por vulneración del derecho a un proceso debido por falta de motivación del veredicto del jurado.
La Sala concluye que la motivación contenida en el veredicto es suficiente y señala que en esta ocasión «cobra especial relevancia el hecho de que el acusado admitiera los hechos sustanciales de la acusación» con lo que «no se precisa identificar todas las fuentes de prueba». En relación con el asesinato del ganadero la Sala rechaza que los hechos sean considerados como homicidio, tal como alega la defensa, dado «el carácter sorpresivo de la conducta» pues el condenado «afirmó que disparó en cuanto le vio».
La sentencia, de la que ha sido ponente el magistrado Andrés Martínez Arrieta, indica que respecto de las muertes de los dos guardias civiles «el recurrente también admitió los hechos si bien entendió que concurría la eximente de legítima defensa». Al respecto el Supremo reproduce el argumento del jurado que declaró probado que el condenado atacó de manera sorpresiva disparando con ambas manos sendas pistolas acabando con toda la munición con «aprovechando la noche y cuando los agentes se encontraban de espaldas sin haber desenfundado sus armas y a los que luego remató».
«El acusado admitió en su declaración la realización de su acción disparando con las dos pistolas diecisiete balas a los dos agentes antes de que desenfundaran sus armas», recalca el Supremo. En cuanto al delito de atentado expone que «resulta de la lógica de los hechos pues el acusado ya había cometido un asesinato y ve llegar tres vehículos a velocidad con hombres armados, lo que evidencia su pertenencia a cuerpos de seguridad, y por ello estaba escondido detrás de un coche y actuó de manera sorpresiva, lo que reconoce en su propia declaración».
En 2020 el Supremo ya confirmó una condena de 21 años de prisión impuesta a Igor el Ruso por los intentos de homicidio de dos personas en una casa de campo de Albalate (Teruel) el 5 de diciembre de 2017, pocos días antes del triple asesinato en Andorra. Igor el Ruso se había fugado de Italia, donde estaba siendo buscado por su supuesta relación con la muerte de dos personas en abril de 2017.
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