El acusado, durante el juicio el pasado abril en la Audiencia. | Pascual Ribot

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Dos adolescentes suizas se refugiaron en un estudio de tatuajes de Inca la noche del 8 de mayo de 2023. Estaban serias y cabizbajas cuando llegaron los agentes de la Guardia Civil. Una de ellas hablaba español y contó que se encontraban de vacaciones en Mallorca y que habían estado bebiendo alcohol por la tarde en un domicilio.

La joven explicó que su amiga se quedó dormida en la habitación y cuando volvió vio a su padre dándole besos en el cuello y con la mano en el interior del pantalón de la chica. La perjudicada se despertó y vio al hombre a su lado y esta llorando. No vio que le introdujera la mano, pero notó escozor en la zona genital.

Los agentes la acompañaron al hospital donde la menor comentó que el padre de su amiga le dio una medicación para dormir, Orfidal. A continuación, los guardias civiles se dirigieron a la vivienda donde habrían ocurrido los hechos denunciados. El hombre, de 63 años y nacionalidad chilena, estaba sentado en la puerta de la casa y sabía los motivos por los que estaban allí los agentes:

No tendría que haber ocurrido nunca– dijo el hombre antes de que lo detuvieran y le leyeran sus derechos.

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El sospechoso ingresó en prisión y fue juzgado en la Audiencia de Palma el pasado mes de abril acusado de drogar y abusar de la amiga de su hija. La Fiscalía reclamaba una condena de 15 años de cárcel para el hombre, que fue defendido por la abogada Belén Porcel, y negó los abusos ante el tribunal.

El procesado aseguró que la amiga de su hija le empezó a tocar y que le besó el cuello y que él le dio un empujón. Dijo que la adolescente llegó a Mallorca con problemas desde Suiza y que era «adicta a vídeos de sexo».

La declaración de la denunciante se practicó como prueba preconstituida. La menor contó que su amiga le dijo que su padre la había besado con lengua mientras dormía y que metió sus manos en su parte íntima. El hombre, según su versión, le pidió disculpas diciéndole que pensaba que ella también le amaba.

La hija del enjuiciado, única testigo directo de lo ocurrido, nunca declaró contra su padre y la Audiencia ha absuelto al hombre por falta de pruebas. «Cierto es que la denunciante manifestó que estando dormida notó un fuerte dolor en la vagina y se despertó viendo a su amiga llorando, ahora bien, tal y como afirma el propio Ministerio Fiscal, supo de todo lo acontecido por la propia hija del procesado, pues ella no presenció nada porque estaba dormida».