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El motorista que causó la muerte de la boxeadora Alba Palacios en la Serra de Tramuntana ha sido condenado a dos años de cárcel. «Es claro que el accidente fue debido a un exceso de velocidad en una carretera peligrosa con muchas curvas», concluye la jueza, que también le prohíbe conducir durante cuatro años, lo que implica la pérdida del carné.

El accidente ocurrió el 11 de septiembre de 2022. El acusado quedó con su amiga Alba con la que compartía diferentes aficiones deportivos y del mundo del motor para dar un paseo en una moto Suzuki GSX R600. Desayunaron en Santa Ponsa y se dirigieron a Felanitx para subir a San Salvador y después comieron en un restaurante de Son Rapinya.

A continuación, decidieron ir a Esporles, donde tomaron un refresco, y el motorista recibió una llamada de un amigo que le dijo de quedar en Banyalbufar. A los tres kilómetros de recorrido, a la altura del punto km 81.800, en Banyalbufar, el acusado tomó una curva hacia la izquierda a una velocidad aproximada de 88 km/h, cuando lo permitido era de 60, y perdió el control de la moto por el exceso de velocidad.

Los dos cayeron de la moto y Alba salió despedida e impactó contra un muro de piedra que le provocó la muerte. La víctima tenía 21 años. «Ambos, tanto el acusado como Alba, no llevaban la vestimenta apropiada para protegerse en caso de caídas», señala el fallo.

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Los padres de la joven boxeadora, que fueron representados por el abogado Diego Wencelblat, reclamaron en el juicio que se haga Justicia, ya que estaban muy dolidos porque hasta el día de la vista oral el motorista no se había dirigido a ellos para disculparse por el trágico accidente.

El acusado explicó que sintió profundamente lo de su amiga, pero no supo afrontar la situación, ya que se sentía moralmente responsable de lo sucedido. El hombre, según la sentencia, «entiende que los padres estén dolidos y por ello, quizás al ser padre y sentirse responsable de la muerte de su amiga, no ha sabido reaccionar y estar a la altura de lo que los perjudicados esperaban».

La jueza apunta que es evidente que el motorista no dice toda la verdad e intenta exculparse afirmando que a su entender llevaba la velocidad adecuada a las circunstancias ya que en ningún momento ha dicho que iba a 60, 70 u 80 km/h. «Ha ido variando su versión, ya que en un principio manifestó que dio con una piedra, pero la Guardia Civil no vio ninguna. Después, en su declaración ante el juez de Instrucción, manifestó que fue debido a que había gravilla y, finalmente, en el acto del juicio oral manifestó que Alba no iba bien cogida».

«Una actitud cobarde de no ir al funeral y disculparse»

El acusado, «en vez de dar la cara, ha optado por una actitud cobarde de no ir al funeral y disculparse» [con los padres de la víctima], apunta la jueza, que considera que la actitud es reprochable desde el punto de vista moral, pero «no puede tener trascendencia en el ámbito penal imponiéndole una pena de cumplimiento».