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Uno de los mayores cambios de imagen del mundo del espectáculo en los últimos años fue el que dio la cantante británica Adele, perdiendo más de 44 kilos tras el nacimiento de su hijo Angelo en 2012. Tal y como recoge el Mirror, lo primero que hizo fue deshacerse de sus diez tazas diarias de té azucarado y decir adiós al alcohol, los cigarrillos, la cafeína y todos los alimentos «picantes y cítricos».

En 2016, perdió aún más peso antes de su gira en un intento por «obtener algo de resistencia». Y en 2017 perdió más de 12 kilos debido a la implementación de un segundo cambio: la dieta Sirtfood. Esta dieta consiste en el consumo de alimentos de origen vegetal como la col rizada, el trigo sarraceno, el té verde y la cúrcuma. Estos alimentos se conocen como activadores de sirtuinas y se dice que controlan la forma en que el cuerpo procesa la grasa y el azúcar y regulan el apetito en el proceso.

El tercer paso en su transformación fue contratar a la famosa instructora de pilates de Los Ángeles Camila Goodis, que conoció a Adele a través de la esposa de Robbie Williams. «No creo que (a Adele) le gustara mucho el ejercicio, pero ha cambiado su estilo de vida», dijo Goodis en declaraciones recogidas por el Mirror. En efecto, Adele ya dijo en otras ocasiones que detesta ir al gimnasio.