Aquel suceso que conmocionó e indignó a la sociedad española es solo el marco para una historia ficticia, un thriller policíaco que pone su foco en la víctima de uno de los liberados, un violador múltiple, y en cómo sigue sin superar su trauma.
«Se utiliza un contexto histórico que fue clave y que es muy importante, pero creo que se narra una historia de ficción en la que se habla de cuestiones y dolores personales. Al final es una historia muy abierta para que se produzca un debate y para que cada persona se ponga en la piel de los personajes y pueda darle una vuelta a dónde se posicionaría», cuenta a Efe la actriz Adriana Ugarte, quien interpreta a Isabel Mora, la policía protagonista de la serie.
Una mujer que se atrevió en su día a denunciar a su agresor, el aristócrata Haro (Iván Massagué), y que «vive una realidad desconectada del dolor». Parece «frívola» con el dolor, «como si minimizara los daños», pero explotará cuando tenga que enfrentarse al gran dilema de la serie: ¿justicia o ley?.
Y es que de las entrañas del conflicto surgirá un asesino en serie que, uno a uno, irá acabando con varios de los liberados (asesinos de niños, terroristas de ETA…) del mismo modo en que ellos acabaron con sus víctimas; y los policías, incluida Mora, tendrán que proteger a los delincuentes y atrapar al presunto asesino.
Es aquí donde salta el conflicto. Si fueras policía y quedara en libertad la persona que te destrozó la vida, ¿desearías que el asesino en serie ejecutara el ojo por ojo o cumplirías con tu trabajo de intentar atraparlo, protegiendo incluso a tu verdugo? Isabel Mora, a priori, apuesta por la justicia.
«Todos los personajes eligen, pero una cosa es el lugar en el que los personajes dicen que se posicionan y otra es el lugar en el que internamente se posicionan. Mi personaje dice que se posiciona en la defensa de las víctimas porque eso le ayuda mucho a no pensar en su dolor, a no pensar en el trauma», explica Ugarte.
Dirigida por Gustavo Ron (Velvet Colección) y Rafael Montesinos (Perdida, Secretos de estado), Parot ha sido creada por un equipo formado por Pilar Nadal, Alonso Laporta, Luis Murillo Arias y Luis Murillo Moreno. Es una producción de ViacomCBS International Studios, quien tiene los derechos de distribución global, en asociación con RTVE y en colaboración con ONZA, y en total cuenta con 10 episodios de 45 minutos.
En el reparto puede verse a Blanca Portillo ejerciendo de madre de Isabel Mora; al argentino Michel Brown como uno de los (pocos) delincuentes liberados arrepentidos; a Antonio Dechent como el jefe de la comisaría; a Patricia Vico como una periodista sin escrúpulos; a Nicole Wallace como la hija adolescente de Mora y a los dos grandes antagonistas: Iván Massagué, el violador Haro, y Javier Albalá, el compañero y protector de Mora, Jorge Nieto.
«Es un policía que lo que quiere hacer es un servicio a la comunidad, que quiere hacer las cosas bien y que se cumpla la legalidad, con el propio conflicto que tiene respecto a lo que es justo o no es justo, que es uno de los asuntos que lo mantienen en jaque durante toda la serie, porque tiene que hacer algo contra lo que no está de acuerdo», explica a Efe Albalá sobre su personaje.
Todas estas dudas y preguntas que los personajes se hacen, apunta, posibilitan que haya «una mirada rica para que el espectador tenga su propia vivencia al respecto, que en definitiva es lo interesante». «Consumismo ficción para ponernos en tesituras que no tenemos cerca en nuestras vidas y esto es lo que a mí me apasiona de contar una historia», apunta.
Para Iván Massagué este personaje ha sido un regalo pues tenía muchas ganas de hacer de malo. «Por fin llega el malo. Es un personaje que le tenía muchas ganas. Es un buen momento para entender a ese malo, aunque sea una pericia meterse en la mente de alguien tan retorcido, con tanta enfermedad y tanto tormento», explica a Efe.
«He intentado no encorsetarlo mucho ni seguir el patrón del villano de la película, darle mi toque. Es un aristócrata, un tipo muy inteligente, según me ha contado la criminóloga (asesora del actor) cuando esta gente se sienten acorralados se vuelven locos, se atormentan, son muy fríos y son gente que para ellos las personas no existen, son objetos», apunta.
Pero, pese a todo lo horrible, como muchos de los personajes, Haro también arrastra un trauma que intenta explicar su maldad y «le pasan cosas que igual son las detonantes de que sea quien es».
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