En un mundo donde las tendencias dietéticas van y vienen con asombrosa rapidez, un consejo persiste con el respaldo de la ciencia: comer una manzana al día. La Universidad de Harvard, a través de un estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition, refuerza esta idea, no solo como una recomendación popular sino como una necesidad para mantener una buena salud. El estudio de Harvard destaca las manzanas por su alto contenido de flavonoides, compuestos fenólicos derivados del metabolismo secundario de las plantas con potentes efectos antioxidantes. Estos compuestos no solo combaten el estrés oxidativo en el cuerpo, sino que también han demostrado ser cruciales en la reducción del riesgo de fragilidad, especialmente en personas mayores.
La fragilidad, un estado de vulnerabilidad aumentado a la incapacidad y enfermedades, es una preocupación creciente entre la población envejeciente. El estudio revela que una mayor ingesta de flavonoides puede disminuir significativamente el riesgo de fragilidad. Por cada 10 miligramos adicionales de flavonoides consumidos al día, se reduce en un 20% la probabilidad de desarrollar fragilidad, según los autores del estudio. La relevancia de las manzanas en la dieta no se limita a los mayores. Investigaciones previas de la Universidad de Flinders indican que la prefragilidad puede afectar a un sorprendente 45% de las personas entre 40 y 49 años. Por lo tanto, la inclusión de manzanas en la dieta diaria se convierte en una medida preventiva efectiva para todas las edades.
Además de los flavonoides, las manzanas son una rica fuente de fibra y vitamina C. Contienen quercetina, un flavonoide conocido por sus efectos antioxidantes y antiinflamatorios, y pectina, un tipo de fibra soluble. La pectina ayuda a prevenir el estreñimiento y puede tener un impacto moderado en la reducción del LDL, el colesterol «malo». Además, al ser fermentada por bacterias beneficiosas en el colon, produce ácidos grasos de cadena corta que pueden prevenir enfermedades crónicas, incluyendo ciertos tipos de cáncer y trastornos intestinales. Para aprovechar al máximo los beneficios de las manzanas, los expertos de Harvard recomiendan consumirlas frescas y con piel, preferiblemente orgánicas. La piel de la manzana es rica en flavonoides y otros compuestos beneficiosos.
Una manzana mediana proporciona aproximadamente 10 mg de flavonoles, la cantidad sugerida para reducir significativamente el riesgo de fragilidad. El estudio de Harvard no solo revalida el antiguo dicho de que una manzana al día mantiene al médico en la lejanía, sino que también amplía nuestra comprensión de cómo los alimentos naturales pueden ser poderosos aliados en la lucha contra enfermedades y el envejecimiento. En un mundo cada vez más inclinado hacia soluciones farmacológicas, el recordatorio de que soluciones sencillas y naturales, como comer una manzana diaria, pueden tener un impacto profundo en nuestra salud es tanto refrescante como esencial.
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