Es muy común sentir estos dolores en episodios de inestabilidad emocional. | Freepik

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El estrés, una respuesta natural del organismo ante situaciones desafiantes o amenazantes, puede desencadenar una serie de reacciones fisiológicas que afectan diversos sistemas del cuerpo, incluido el digestivo. Esta conexión entre la mente y el sistema gastrointestinal explica por qué, en momentos de tensión, muchas personas experimentan molestias abdominales.

El sistema nervioso entérico, conocido como el "segundo cerebro", regula las funciones intestinales y está compuesto por una red de neuronas que interactúan con el sistema nervioso central. Esta comunicación bidireccional permite que las emociones influyan en la actividad gastrointestinal. Durante episodios de estrés, el cuerpo libera hormonas como el cortisol y la adrenalina, que preparan al organismo para una respuesta de "lucha o huida". Este proceso puede alterar la motilidad intestinal, aumentando o disminuyendo las contracciones musculares del tracto digestivo, lo que puede resultar en síntomas como dolor abdominal, diarrea o estreñimiento.

Además, el estrés puede afectar la composición y equilibrio de la microbiota intestinal, el conjunto de bacterias beneficiosas que habitan en el intestino. Un desequilibrio en esta flora puede comprometer la función digestiva y la salud general del individuo. La alteración de la microbiota también puede influir en la producción de neurotransmisores, afectando el estado de ánimo y perpetuando un ciclo de malestar físico y emocional.

El síndrome del intestino irritable (SII) es un claro ejemplo de cómo el estrés puede influir en la salud digestiva. Esta condición se caracteriza por dolor abdominal, hinchazón y cambios en los hábitos intestinales, y se ha observado que el estrés y la ansiedad pueden exacerbar sus síntomas. La relación entre el SII y el estrés destaca la importancia de abordar tanto los factores psicológicos como los físicos en el tratamiento de trastornos gastrointestinales.

Para mitigar el impacto del estrés en el sistema digestivo, es fundamental adoptar estrategias de manejo del estrés, como técnicas de relajación, meditación y ejercicio físico regular. Estas prácticas pueden ayudar a equilibrar la respuesta del cuerpo al estrés y mejorar la salud intestinal. Además, mantener una dieta equilibrada y cuidar la salud de la microbiota intestinal puede contribuir a reducir las molestias abdominales asociadas al estrés.