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Hace unos días estaba mirando fotos en mi móvil, buscando inspiración para la columna de esta semana; encontré esta foto de sobrasada y pan moreno mallorquín, tomada en la cocina de la tía de un amigo hace un par de meses. Mi amigo trajo una sobrasada entera y nos preparó este entrante gustoso que precedía una paella muy rica que nos tomamos después. Esta foto me hizo pensar en los humildes orígenes de este embutido untable que ahora podemos encontrar desde en los mejores restaurantes de Mallorca hasta en las cocinas de las abuelas mallorquinas.

Si alguien no conoce esta delicia, la sobrasada es un embutido tradicional de las Illes Balears, específicamente de Mallorca. Se trata de una especialidad de origen milenario que ha perdurado en la cultura gastronómica de la región a lo largo de los siglos. El ingrediente principal de la sobrasada es la carne de cerdo, específicamente la parte más grasa y tierna, que se mezcla con pimentón, sal y especias locales, dándole un particular sabor dulce, salado y ligeramente picante. La mezcla se introduce en tripas naturales y se cuelga para curar durante semanas. Durante este proceso, los sabores se concentran y desarrollan, lo que le otorga a la sobrasada su sabor distintivo. Su textura es suave y untable, lo que la convierte en un acompañamiento perfecto para el pan o las tostadas. Este manjar se ha convertido en un emblema de la gastronomía de la Isla, y su producción artesanal y cuidadosa ha sido protegida y reconocida con Indicación Geográfica Protegida (IGP). Conocida por su característico sabor y textura, la sobrasada es una delicia apreciada tanto por locales como por visitantes.

Cuando me mudé a Mallorca, veía sobrasada en las tiendas, pero por alguna razón no me atraía, probablemente porque su forma característica no parecía demasiado apetecible; sin embargo, un día estaba en Soda Pop, en Cala Mayor, con ganas de comer un llonguet, y un camarero me recomendó su especialidad, sobrasada con láminas de almendras y un chorrito de miel. Estaba absolutamente delicioso y me arrepentí de no haberlo probado antes. Desde entonces me encontré con la sobrasada en algunos de los mejores restaurantes de la Isla (los de Santi Taura, Adrian Quetglas y más), así como en algunos eventos gastronómicos como la última edición de Tasts de Rosa Blanca, en la Fundación Joan Miró, de la mano de Tomeu Arbona y Lluís Pérez. Este humilde manjar en los últimos años se ha convertido definitivamente en uno de los ingredientes estrella de la alta cocina.