Conocida esta digamos fácil especialidad en toda Europa y Centroamérica con distintos nombres, en España, el término torrija o torreja, aparece documentado en el siglo XV. El poeta y músico Juan de la Encina lo señala como «plato indicado para parturientas». De hecho, en Menorca, reciben el nombre de sopes de partera, por ser un alimento que a éstas se les ofrecía tras el parto. En Mallorca, reciben el nombre de llesques del Papa.
Vinculación papal
Según el escritor gastronómico Antoni Cobtreras, en su libro Capítols dolços de cuina mallorquina, señala a propósito de esta denominación que «antiguamente la gente atribuía al estamento eclesiástico una cierta tendencia hacia los dulces. Ello podría ser debido a que incluyen productos autorizados por las normas dietéticas de ayuno y abstinencia». El mismo autor prosigue «a pesar de la vinculación papal de su denominación, sus orígenes podrían corresponder a una preparación típica de la cocina judío sefardita. En ella se nombran revanadas de parida paskuales, siendo una de sus elaboraciones todavía vigentes».
Pan y receta
Para elaborar las llesques, se necesita pan, a ser preferible de dos días. De barra, con generosa miga, de pan de molde de calidad y poder cortarlas a la medida que se desee, o bien de ‘pan de torrija', semejante al brioche, que se ha visto incorporado a los mercados hace muy pocos años, concretamente en las grandes superficies y sólo en esta época. En cuanto a la receta, existen muchas, admitiendo variantes en las infusiones, como son el vino o la leche condensada, además de rellenos de crema o crema de cacao. En estos dos últimos casos, las rebanadas deben ser más gruesas que las normales de centímetro y medio. También se pueden hacer de flan, bañándolas y dejando empapar en la preparación de un flan no muy espeso.
Entre las más clásicas se encuentra la siguiente receta: una barra de pan del día anterior o dos días. Un litro de leche, una rama de canela, corteza de limón y naranja al gusto, una varita de vainilla o una cucharadita de azúcar avainillado, 4 cucharadas soperas de azúcar y tres huevos. Se pone a hervir en un cazo la leche con los cítricos y la canela. Cuando hierve se aparta y se deja enfriar. Cortadas las rebanadas de pan, rociarlas con la infusión anterior, dejando que se empapen bien. Luego pasarlas por huevo batido y freírlas en aceite. Presentarlas espolvoreadas de una mezcla de canela y azúcar o bien con unos hilitos de almíbar.
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