Interior de la Seu (foto d'Emili Sagristá, 1904). | Emili Sagistrá

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Entre los años 1350 y 1394 las obras de «la Seu» o Catedral de Mallorca recibieron un gran impulso constructivo, ya que el nuevo templo avanzó desde el presbiterio o capilla real, hasta los portales laterales. En 1368 Jaume Mates era el maestro mayor, parece ser que sustituto del denominado maestro Nicolau.

El espacio energético de la catedral conserva millones de conversaciones; escucha esta entre el maestro Nicolau y el maestro Jaume Mates: «-Jaume, hasta ahora has sido mi mejor oficial, pero resulta que ha llegado la hora de mi jubilación. Ya he acordado con el cabildo catedralicio que serás mi sustituto en el cargo de maestro de obras mayor de la Catedral de Mallorca. -Oh, maestro Nicolau, eso será un gran honor para mi. Pero me gustaría teneros como asesor. -¡Puedes contar, mientras mi cuerpo y mi cabeza aguanten! Ahora que nos hemos decidido por un templo de tres naves, y de gran altura, tendrás que trabajar duro para hacer realidad el sueño de conseguir el máximo espacio delimitado por el mínimo de piedra. Puedes seguir el ejemplo de mi colega Berenguer de Montagut, que está trabajando con mucho éxito en la iglesia de Santa Maria del Mar, de Barcelona; le llaman popularmente la catedral del Mar. -Pero, maestro, no nos convendría más tener como modelo alguna catedral o iglesia del norte de Francia, la basílica de Saint-Denis me han dicho que es impresionante. -¡Un buen modelo me planteas, jovencito! pero yo no seguiría la forma de cruz de lo que ahora llaman gótico francés; estos transeptos rompen la visión uniforme de la nave; me inclinaría más por un espacio único, con las tres naves... tendremos como resultado un espacio diáfano, con los contrafuertes integrados en el templo y separando las capillas. Sin embargo, mantenemos los retos: la combinación del espacio que va escalando con pilares de cien palmos de altura y la luz natural que lo unge todo, como un baño lustral, y juega con los rayos de sol. -Buenas palabras, maestro, espacio y luz. Espero teneros muchas veces por ahí. -Serás servido, a mayor gloria de Dios... y (bajando la voz) del Cabildo, que es quien paga».

Jaume Mates puso manos a la obra y trató de la erección de algunos de los primeros pares de columnas o pilares del templo catedralicio, altísimos, atrevidos y esbeltos. Con tanto interés emprendió este trabajo que, a mediados de mayo de 1368, se embarcó en el puerto de la ciudad hacia la costa de Campos y Santanyí, para escoger personalmente la piedra. La nota documental, ciertamente curiosa dice :«fue el maestro Jacme Mates con Jacme Simó y con Servià, barquero, para buscar buena piedra para los pilares por la costa de Santanyí y de Campos... estuvieron tres días...». Esta actuación nos indica, por tanto, un interesante modus operandi profesional del maestro mayor y de sus colaboradores: que la costa mallorquina, especialmente la del Migjorn, debía ser visurada, explorada detenidamente, para localizar el punto adecuado donde empezar una cantera que debía aportar buena materia prima.

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Emilio Sagristá atribuye la obra de los primeros pares de columnas de la Seu al genial maestro Nicolás; sea éste o sea Jaume Mates, son muy interesantes las magnitudes que aporta este investigador, especialmente el aumento de la grosor de los pilares (de 1,49 m a 1,67m), ya que no se podían seguir levantando tan delgados: «A unas bóvedas de 40 m de ancho (20 la central y 10 cada una de las dos laterales) y 44 de altura, se atrevió a soportarlas con unas columnas de 21 metros y medio de altura (hasta el arranque de los arcos de la nave central), el basamento apenas resaltado y el larguísimo fuste de sección estrictamente octogonal, sin una nerviación y con un grueso o distancia entre caras de 1,49 m los tres primeros padres, y sus sucesores aumentaron, hasta 1,65 m los padres 4º y 5º y 1,67 m en los dos últimos padres, el 6º y el 7º, dando los tres primeros padres una esbeltez de 14 calibres» (21 m de altura entre 1,5 de grosor= 14). Si consideramos que el metro mide 4,76 palmos, tenemos unos pilares de cien palmos de altura. El templo, en total, alcanza 44 m de altura, sólo superada en esta magnitud esencial por la catedral de Beauvais (48 m, la catedral gótica más alta del mundo) y por la catedral de Milán (45 m).

El maestro Mates también trabajaba duramente en otro frente importante de las obres de este templo: la construcción de los estribos o contrafuertes exteriores, incluidos los magníficos arbotantes de dos pisos. El mismo mes de mayo de 1368, atendiendo al Cabildo el riesgo que continuamente corrían el maestro y los demás operarios, les pagaba refrescos tres veces al día. En julio de ese año empezaban a trabajar los arbotantes de mediodía, y sacaban las cimbras o andamios de madera de un arco cerca del campanario. Era entonces obispo de Mallorca D. Antonio de Galiana.

Posteriormente, en 1389, cuando era maestro mayor de la obra de la Catedral Guillem ses Oliveres, el escultor Pere Morey dirigía las obras del portal del Mirador. Dice Joana M. Palou que «el portal del Mirador, obra insólita y sin continuidad, es el complejo escultórico más importante del gótico mallorquín». La actividad de la obra de la Seu era frenética; dice Pau Piferrer: «El corte de piedra no cesaba en Santanyí, y por octubre los maestros Oliveres y Morey iban allá á inspeccionar los trabajos; y tanta diligencia ponía Morey en la prosecución de su obra, que no contento con trabajar todos los moldes para las piedras que debían labrarse, prueba segura de que él dio la traza de toda la puerta, el abril de aquel año 1390 volvía á Santanyí á escoger material para las estatuas». Oliveres y Morey, incansables, se encontraban a pie de cantera, en Portals (Calvià), en febrero de 1392.