Enclavado en la zona oriental del Principado de Asturias ofrece actividades en la naturaleza tan variadas como piragüismo, senderismo, escalada, pesca, paseos a caballo... ¡y todo con la playa a media hora! La fama de sus pastizales en los que campan absolutamente felices las vacas lecheras -un hecho comprobado empíricamente- y, sobre todo, la del queso Cabrales -queso de tipo azul elaborado a partir de leche de vaca, cabra u oveja- ha conseguido que el topónimo de Cabrales sea conocido internacionalmente. Posiblemente este hecho haya sido el origen de uno de los equívocos más recurrentes perpetrados por los turistas y que, año tras año, no deja de ser objeto de broma por parte de los cabraliegos.
Y es que no parece no pasar un día en temporada alta -julio y agosto- sin que algún lugareño sea inquirido por ese pueblo imaginario llamado Cabrales. Por mucho que lo intente, el viajero se encontrará con 10 parroquias -Arangas, Berodia, Bulnes, Carreña, Las Arenas, Poo, Prado, Puertas, Sotres, Tielve y Arenas de Cabrales- pero nunca se topará con el mítico y fabuloso Cabrales. Más que nada porque sin saberlo ya estará en él.
En cuanto a las posibilidades de alojamiento son múltiples y variadas tanto en el mismo concejo como en los limítrofes. Pero si quieren vivir realmente la visita nada mejor que alquilar una habitación en una ‘casa de aldea’. Como Casa Cortina en Pandiello, un pequeño alojamiento rural con seis habitaciones y sensacionales vistas a las montañas o una cena romántica en el restaurante de comida tradicional La Taberna del Pindal en Arenas de Cabrales.
Pero antes de visitar este idílico lugar se recomienda entrar en la web http://www.cabrales.org/, una página completísima, clara y digna del mayor de los elogios.