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Para la inmensa mayoría ha llegado la primavera, pero en AENA lo que ha llegado ha sido el verano porque para la aviación la temporada veraniega arrancó el último sábado del mes de marzo y se prolongará hasta finales de octubre. Leyendo en diagonal los datos de los aeropuertos, uno puede empezar a echar cuentas sobre los turistas que le llegarán y de dónde vendrán. Por lo que se ha publicado estos días, Menorca sumará 23.500 vuelos, cosa que significa un incremento de un dos por ciento respecto al año pasado, y se ofertarán 3,7 millones de plazas entre ida y vuelta, lo que representa un incremento del siete por ciento. Como novedad están las conexiones con Helsinki, Bratislava o Altenheim, un enclave francés en plena Alsacia que vuelve a demostrar que Francia está locamente enamorada de nuestra isla, donde para este año el mercado galo se incrementa un cincuenta y seis por ciento más, situándose como el tercer destino del ranking (un buen ejemplo de ello es que Vueling ya ha empezado su ruta con París desde el 29 de marzo). Serán 84 rutas que estarán unidas sin escalas con Maó, cosa que convierte al aeródromo en La Masa o el Increíble Hulk, aquel hombretón de color verde que se rompía la camisa cuando se enfurecía y devenía de color verde, pero que habitualmente parecía muy tranquilo. Sumar vuelos y más vuelos en temporada alta se agradece y está muy bien, pero es jugar a un juego donde seguro que toca (Barcelona y Menorca llegarán a tener en agosto más de una quincena de enlaces diarios, como si fuera un puente aéreo). Lo que a los menorquines realmente nos resultaría satisfactorio es que la apuesta por nuestro destino siguiera vigente en temporada baja para compensar el déficit en el balance de la mayoría de empresas.

El rechazo de la tarifa plana de 30 euros interislas del Gobierno Rajoy con excusas de mal pagador ha irritado incluso al diplomático Cercle d’Economia de Menorca, que en una de sus últimas notas de opinión emitidas se ha mostrado muy crítico con el rechazo de esta medida. Decían desde el Cercle que “no es suficiente reclamar ante el Ejecutivo y el Legislativo. Hace falta que los partidos de Balears planteen seriamente y con determinación, tanto a sus direcciones como a sus órganos de gobierno, con sede en la capital del Estado, que no pueden desvincularse de las fundamentadas peticiones territoriales, ya que ellos son los primeros en demandar apoyo a los ciudadanos cuando se aproximan los procesos electorales”. Habrá que volverse como La Masa.