Caricatura de Miquel Ensenyat. | M. PINTO

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Sorpresa e impacto. Estos son algunos de los sentimientos que ha generado la decisión de Miquel Ensenyat, que ha anunciado este lunes deja Més per Mallorca tras 30 años de militancia y después de haber sido regidor, alcalde de Esporles, presidente del Consell y diputado en el Parlament. Empezar este perfil con dos sentimientos está más que justificado, ya que durante su etapa política hizo de la sensibilidad una de sus banderas; la otra fue la solidaridad.

Ensenyat nació en Banbury, ya que sus padres dejaron Mallorca para trabajar allí en la localidad inglesa en el sector de la hostelería. A los dos años volvieron a Sóller, donde desde niño Ensenyat participó de forma activa en la vida social, estudiantil y asociativa. A los 18 años entró en la congregación mallorquina de los Missioners dels Sagrats Cors, donde estudió Filosofia y Teologia en Lluc y La Real. Después dejó a los Missioners para ser camarero en Santa Ponça, mientras estudiaba Educació Social y Filosofia en la UIB. Poco después, a los 24 años, comenzó a trabajar de dinamizador juvenil en Esporles. Su vinculación con el trabajo social continuó en Palma y llegó a colaborar con entidades implicadas con jóvenes con conflictos sociales en Nicaragua, Honduras, El Salvador y Tánger. El contacto con los más desfavorecidos le impregnó y condicionó su forma de hacer política.

La participación de Ensenyat en la esfera política llegó en el año 2003, cuando se presentó como candidato del PAS-PSM a las elecciones municipales de Esporles. En 2005, gracias a un acuerdo con el PSOE, se convirtió en alcalde; en las elecciones municipales de 2007 y 2011 revalidó el cargo, en ambos casos con mayoría absoluta. Entre sus logros, destacaron la implantación de la agenda 21 y el hecho de ser el primer municipio de Mallorca que implantó la recogida de basura puerta a puerta.

En el año 2011 fue cabeza de lista de la coalición PSM-IniciativaVerds-Entesa per Mallorca-EQUO al Congreso de los Diputados. En 2015 encabezó la lista de Més al Consell de Mallorca, y gracias a un acuerdo con el PSIB-PSOE y Podem, logró ser presidente de la institución insular. De su etapa municipal preservó su defensa del municipalismo, así como su apuesta por la apertura de las instituciones y la participación de los ciudadanos.

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Dejó su huella personal en el Consell

La presidencia de Ensenyat dejó huella en varios aspectos. Entre otros, fue la primera vez que la institución insular celebró el Orgullo LGTBI. Además, viajó a la isla griega de Quíos, adonde arriban numerosas embarcaciones a diario cargadas con personas que huyen de países inmersos en conflictos militares; les dio una ayuda.

La cultura y el patrimonio de Mallorca fueron otro de sus grandes baluartes. La recuperación de los molinos de Sant Jordi o la puesta en marcha del Museo Marítimo de Mallorca. También trabajó de forma activa por hacer de la Festa de l'Estendard la Diada de Mallorca, con la participación de todos los alcaldes de la Isla y los conselleres insulares, liderados por él mismo el primer año; en 2018 no pudo por motivos de salud. Sin embargo, sólo logró que se sumen Podem, el PI, el PSIB-PSOE, además de su propio partido, Més. Durante su mandato fue habitual ver a Ensenyat participando de forma activa en las fiestas populares de la Isla, incluso en el Belén de la institución insular.

Sinsabores

Sin embargo, su etapa política también ha tenido sinsabores. Uno de los momentos más difíciles que vivió fueron las críticas recibidas por parte de los antiautopistas por las obras del desdoblamiento de la carrerera Campos-Llucmajor, a las que se sumaron algunos militantes de Més. Tampoco lo tuvo fácil para ser candidato a la presidencia del Govern, ya que tuvo que enfrentarse en primarias a Fina Santiago. Sin embargo, logró vencerla claramente y se impuso por el 68,31 % de los votos.

Los que conocen a Ensenyat lo definen como una persona extrovertida, divertida y con sentido del humor. Ahora ha puesto punto y final a su carrera política, lo ha hecho con discreción, sin explicar los motivos que lo han llevado a tomarla y dando las gracias. Ahora está totalmente volcado en la sensibilidad y colabora activamente en su colaboración con Taula per Àfrica, Uwamahoro significa ‘una mujer de paz'. También es el nombre y el mensaje que brinda nuestra protagonista, un pequeño juguete solidario con una gran historia a sus espaldas. Después de recorrer más 3.400 kilómetros, de la mano de Taula per Àfrica, una organización sin ánimo de lucro creada para capitalizar la ayuda mallorquina al citado continente después del genocidio de Ruanda en 1994.