Los taxistas de Palma y los que operan en las zonas costeras de Mallorca están a plena actividad, aunque todavía lejos de los niveles de trabajo de 2019. Los turistas se decantan por el taxi por viajar de forma segura. | Teresa Ayuga

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El presidente de la patronal de los taxis de PIMEM, Gabriel Moragues, lo tiene claro: hay más turismo pero facturan menos. Por eso reclama un cambio de modelo y optar por el transporte colectivo, ya sea el tranvía o un metro que recorra Palma.

El transporte público y los taxis no da abasto en temporada alta. ¿Hay un exceso de turismo?
—El modelo de transporte hay que planteárselo en serio. No puede haber más coches individuales, la solución no está en más Uber ni en más taxis porque sino, tendremos más atascos. Entramos en una espiral diabólica. Mientras tanto, el de OK Mobility [en referencia a Othman Ktiri] dice que si es necesario, trae todos los coches de alquiler que hagan falta. Es una forma de incrementar los atascos, que sufren los turistas y los residentes.

¿Tener más turistas no ha incrementado la facturación del gremio de los taxistas?
—Al contrario. Nuestros ingresos han caído un 15 por ciento con un incremento del turismo. La gente alucina cuando lo cuentas. Habrá que valorar si hay que permitir un turismo de calidad, que tenga dinero. Y esto es una realidad que vivimos los taxistas y también los restaurantes.

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En Palma se va a implantar la zona de Bajas Emisiones (ZBE) para el 1 de enero de 2025. ¿Qué opinan de esta medida?
—Que al final entrarán el 90 por ciento de los vehículos en la zona. Se juega con las excepciones que permiten traspasar la ZBE: porque tengo una tienda, porque tengo un párking. Pasarán los coches más viejos y al final no cambiará nada. Si a esto se suma que cuando estamos en plena Operación Nube [la llegada de turistas a Ciutat cuando está nublado] hay larguísimas colas de coches de alquiler en los párkings de sa Faixina o en el Parc de la Mar. Al final no hay quien entre en Palma.

¿Cómo afrontan esta situación en su sector?
—Tengo a gente con depresión o incluso que ha vendido la licencia de taxi porque no ha podido más. Todo recae en el taxi. Si falla el bus, no puede ser que se lancen a por un taxi porque no hay para todos.

En Palma estaba previsto poner en marcha el tranvía pero con el cambio de gobierno se ha desechado el proyecto. ¿Habría solucionado el problema del tráfico?
—Si no va acompañado de la mejora del tráfico privado, no es posible. Otra cosa es si va soterrado: habría que desarrollar más líneas de metro. Pero en realidad no tenemos ni idea del número de turistas que se mueven por Palma. Sobre todo con la proliferación del alquiler vacacional. Nos están llamando turistas de viviendas vacacionales en la calle Joan Alcover. Ahí no hay ni hoteles ni apartamentos. Por lo tanto, los taxistas sabemos que hay alquiler vacacional en Palma. Y con este modelo turístico no podemos regular bien el tráfico.

También hay un incremento de la población. ¿Cómo puede soportar esto la Isla?
—El transporte colectivo no puede dar respuesta a la demanda que tenemos, al igual que tampoco puede hacerlo la red viaria, el consumo de agua o la vivienda. Al final está todo fuera de control. A nosotros nos faltan chóferes de taxis y autobús. Nos encontramos con un problema serio de modelo. Han tantos componentes que están fallando...