Algunos turistas aprovechan para dar un paseo en galera en un día lluvioso. | T. AYUGA

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Baleares encara un tramo final de la temporada en el que, si todo va según lo previsto, mejorará el cierre de récord que se vivió en 2023. El ritmo de reservas para septiembre y octubre presenta una fortaleza superior a la de hace un año, alimentado, en gran medida, por un segmento de la demanda cada vez mayor que opta por desplazar sus vacaciones a los meses finales ante el encarecimiento de las Islas en los meses de temporada alta. El mercado español es uno de ellos.

No es ningún secreto que el Archipiélago es un destino cada vez más caro y que eso se está traduciendo en una alteración de los hábitos de los visitantes: las llegadas en temporada baja aumentan, mientras que la temporada alta mantiene unas cifras elevadas, pero a costa de un tiempo de estancia más reducido y de un gasto menor en la oferta complementaria.

Así, la plataforma de reservas TravelgateX y la consultora Mabrian certifican un ligero incremento de las reservas con respecto a los mismos meses de 2023. La primera señala que «las previsiones de crecimiento para Balears son positivas», en torno a un 2 %, con mercados como el británico que experimentarían un incremento incluso superior. Idénticos porcentajes presenta Mabrian, que subraya el auge del turista nacional para estos meses.

Por otro lado, apuntan que las reservas de última hora tuvieron bastante peso el año pasado y es de esperar que vuelvan a tenerlo en este, una lectura que respaldan tanto hoteleros como la patronal del alquiler turístico, Habtur. El año pasado, entre septiembre y octubre se registraron 4,1 millones de llegadas, según los datos del Institut d’Estadística de Balears (IBESTAT), lo que constituyó una cuarta parte de las llegadas de todo el año.

De hecho, el mes de septiembre se prevé incluso más potente que julio y agosto en zonas muy concretas, como puede ser el centro de Palma. «Septiembre es desde hace años casi mejor que agosto para Ciutat», asegura el presidente de la Asociación Hotelera de Palma (ASHPAMA), Javier Vich, quien explica que la relajación de las temperaturas y el cambio del perfil de cliente hacen más proclive el trueque de la playa por los circuitos urbanos.

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Desde la patronal de las agencias de viajes, AVIBA, su presidente, Pedro Fiol, explica que para octubre se prevé «una altísima ocupación» que confirma el alargamiento de la temporada, la cual podría prolongarse hasta mediados de noviembre si el buen tiempo acompaña, tal y como sucedió el año pasado. Para Fiol, la demanda turística está actualmente dividida en dos líneas de mercado, «los que siguen viniendo en temporada alta y se lo pueden permitir aunque reduzcan los días, y los que no quieren renunciar a sus vacaciones en Baleares, pero las postergan o adelantan a meses con precios más bajos».

De hecho, de entre los principales mercados de las Islas, el turismo español (el tercero en volumen de llegadas) fue el que experimentó un mayor retroceso en julio respecto al mismo mes del año anterior (un 13 % menos), seguido de Italia (-11 %) y Reino Unido (-10 %). No obstante, este hecho no constituye ningún problema para esos meses, ya que «lo estamos compensando con el crecimiento de otros mercados de más poder adquisitivo», indica Fiol, por lo que «no es ninguna tragedia: a estos niveles de llegadas, que son de récord absoluto, nos podemos permitir estas pequeñas fluctuaciones».

Según un estudio del Observatorio Nacional del Turismo Emisor (Observatur) -que engloba a agentes del sector como Iberia, Amadeus o Mundiplan- los viajeros españoles están optando cada vez más por orientar sus vacaciones hacia meses menos saturados para ahorrar en comodidad y en costes. El visitante procedente de otras comunidades autónomas se confirmó el año pasado como el tercero en volumen de llegadas con un total de 3,4 millones, solo por detrás de Alemania (4,6 millones) y Reino Unido (3,7 millones). Este año, solo hasta el mes de julio se alcanzaron los 1,7 millones.

Así, Observatur constata que el viajero español está recurriendo a nuevas fórmulas para extender sus viajes más allá del verano y de paso ahorrar dinero. De hecho, el porcentaje de viajeros que inicia sus vacaciones a partir del 1 de septiembre ha subido un 17 %, el mayor porcentaje de la historia y cinco puntos por encima de los registros de 2023.

«Elegir destinos menos costosos, reducir la duración de sus estancias o viajar en temporada baja en busca de precios más ventajosos son variables que despliega el turista nacional para dar respuesta a sus ganas de viajar», reza el estudio de Observatur, el cual destaca que el español es un viajero mucho más proclive que otros a la búsqueda sistemática de ofertas especiales y descuentos (hasta un 35 %) o a acortar la estancia (un 20 %). Asimismo, la tendencia a alejarse de los meses centrales del año va en aumento a la par que lo hace la franja de edad. De hecho, la más fiel a viajar en temporada baja -y no solo con el Imserso- se sitúa entre los 65 y 74 años.