La catedrática de Geografía Humana de la UIB, la doctora Joana Maria Seguí.

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El número de coches se ha disparado en Mallorca. En los últimos 20 años, en 2003 cada mallorquín tenía 0,77 vehículos mientras que en 2023 se ha incrementado a 0,9 coches. Esto ha dado lugar a una sensación de saturación, tal y como ha puesto de manifiesto el informe que ha presentado esta misma semana el presidente de la Institución Insular, Llorenç Galmès, que propone limitar la entrada de vehículos.

La conclusiones del estudio de la carga viaria de Mallorca son claras: sobran entre 93.599 y 122.397 coches. El informe hace dos propuestas de techo de vehículos en la isla en función de estos datos y señala que debería haber entre 834.263 y 863.061 vehículos, como máximo. La catedrática de Geografía Humana de la UIB, la doctora Joana Maria Seguí, afirma que es una «constatación que el nivel de motorización de Baleares es el más alto de España y de los más elevados de Europa». Esto se puede extrapolar al caso concreto de Mallorca, puesto que es la Isla de mayor peso demográfico.

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¿Por qué hay tantos coches en Mallorca?

Ante esta situación, cabe preguntarse ¿por qué hay tantos coches en Mallorca? Seguí responde que se debe a varios factores. «Uno de ellos es que el desarrollo turístico de la Isla se realiza en paralelo al desarrollo de la motorización privada, con ausencia de transportes públicos, incluso desmantelamiento del ferrocarril».

La catedrática de Geografía Humana de la UIB añade que «este proceso se ha mantenido en el tiempo y se ha incrementado. Hasta finales de los 90 no empieza a potenciarse el ferrocarril; y el incremento demográfico ha disparado las cifras. A esto hay que añadir la dispersión residencial que se ha producido en la Isla, que requiere de coches para desplazarse que exigen ampliaciones de carreteras. Otro elemento a destacar es la flota de coches de alquiler que incrementa los tráficos en los meses de temporada alta».

A su modo de ver, lo que no se puede hacer es seguir ampliando las carreteras. «Continuar ampliando infraestructuras no soluciona el problema a medio plazo. Así lo ha demostrado la realidad». Como ejemplo, señala que la ampliación de carriles en la Vía de Cintura o en los accesos a Palma desde las autopistas no ha disminuido el volumen de tráfico ni los atascos. «La gestión está en una mejor demanda y no en incrementos de la oferta, en un territorio tan limitado como el insular», defiende.