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Escribo estas letras para hacer justicia a la Justicia que trae en sus titulares una condena ejemplar. El martes, el Tribunal Superior de Justicia de Baleares notificaba a las partes -sin filtración alguna- la condena a penas de cárcel al exjuez Manuel Penalva, al exfiscal Miguel Ángel Subirán, y a los expolicías Miguel Ángel Blanco, Blanca Ruiz e Iván Bandera, todos los que de forma conjunta y delictiva me enviaron dos veces al centro penitenciario de Palma.

Escribo desde el convencimiento de que hoy en Baleares hay más justicia que ayer; que en este momento en que el Poder Judicial apela a la no intromisión de otros poderes del Estado, se ha emitido una sentencia que revela en gran medida lo que tristemente sucedió en aquel Juzgado de Instrucción número 12 de Palma de los horrores.

Por si alguien no recuerda mi nombre, por si alguien todavía no recuerda mi foto junto a presunciones insidiosas, junto a pretendidas ilegalidades que sólo hoy se han borrado para siempre de mi sombra, soy el «empresario Toni Roig». Soy Antonio Jaime Roig Company, propietario de Urbia Services, una empresa modélica, saneada y que contribuye al sostenimiento de este país y al sustento de trescientas familias.

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Soy aquel a que los hoy condenados metieron dos veces en prisión preventiva largas semanas, con sus días y sus noches; el que tuvo que reinventar su negocio y su vida, el que tuvo que asistir al jaque de todo lo que había construido. Soy el que sufrió el dolor de su familia y el escarnio de todos aquellos que pudieron pensar entonces en el malicioso aludido del «algo habrá».

NO vengo a ajustar cuentas con los delincuentes condenados. La justicia que amamantamos entre todos ha hablado, ha escrito negro sobre blanco mucho más de lo que yo pudiera escribir desde aquí.
Vengo simplemente a decirles que en la cárcel no se está tan mal si cuando entras has sido sometido a un juicio justo, a la instrucción justa que siempre les deseé, incluso a la segunda instancia que sus ilegalidades no me permitieron. Precisamente todo lo contrario de lo que yo viví. La cárcel no es una mala opción cuando entras con merecimiento, cuando la comparas al uso de ese recurso para retorcer la vida, la justicia y los acontecimientos más allá de la legalidad. Dice la ley que es, incluso, rehabilitadora. Esperemos que lo sea para todos ellos.

Vengo únicamente a dar las gracias que merece el saber que como hombres libres, como firmes creyentes en el Estado de derecho en el que vivimos, tenemos una administración de justicia profesional, humana y justa. Vengo a hacer justicia con mi agradecimiento a todos aquellos que confiaron en mí, en mi familia y en los míos; a todos los que han sido causa y consecuencia del dictado de ese tribunal. Y quiero hacer extensivo ese agradecimiento a este medio de comunicación, a Ultima Hora, a su difícil, libre y honrado trabajo en aquellos tristes y difíciles momentos que ayer el TSJ hacía desaparecer de mi vida de un plumazo.

Gracias a tod@s