El paddle surf, también conocido como stand up paddle (SUP), no es más que desplazarse por el agua de pie sobre una tabla de surf y usando un remo. Esta antigua forma de desplazamiento tiene sus orígenes en los pueblos polinesios, y la gran diferencia con el surf es que no se necesitan grandes olas para practicarlo, un día de mar tranquilo será el mejor acompañante.
Subir a una tabla y navegar de pie en el primer intento puede no resultar muy factible, si vas a iniciarte o quieres experimentar, puedes probar primero de rodillas sobre la tabla y cuando hayas cogido un poco de práctica y equilibrio, prueba a ponerte de pie.
Existen numerosos lugares en las playas de Mallorca en los que se puede prácticar el paddle surf; puedes comprar una tabla y disponer de ella cuando lo desees, pero no son nada baratas, así que si no sabes si te gustará vale la pena esperar. Hay numerosas empresas en la Isla que alquilan el equipo necesario para practicarlo, algunas incluso ofrecen monitores para explicarte los conceptos básicos. Si más allá de pasar un rato divertido te apetece indagar en la técnica, también hay escuelas de paddle surf que, además de salidas esporádicas, ofrecen clases continuadas.
Uno de los atractivos de este deporte es la posibilidad de conocer una perspectiva diferente de las costas y playas de Mallorca, ya que muchas de estas empresas, además de la clase de iniciación, hacen paseos por el mar yendo incluso de una playa a otra. El norte de la Isla, así como el oeste, se presentan como los lugares ideales para practicar paddle surf, de hecho acogen la mayoría de las escuelas y empresas con las que podremos practicarlo.
Muy saludable
Para los aficionados o para a quienes les falte un empujón para decidirse a probarlo, deben saber que aporta grandes benificios para la salud, ya que con los movimientos que se realizan se trabaja la estabilidad y los reflejos naturales del equilibro, ya que la actividad física se realiza sobre una superficie inestable; también se hace un gran trabajo de fuerza de nuestros grupos musculares: el tren inferior, la columna vertebral (que nos ayuda a controlar la postura), la faja abdominal y, como no, el tren superior. Y todo de una manera enmascarada porque apenas se hacen esfuerzos cuando se practica, al menos de forma consciente. Y por si esto fuera poco, el trabajo en esta zona genera un gasto extra de calorías independiente del ritmo en el que se rema. Otro beneficio que podría sumarse es la desconexión y la relajación mental que llegamos a conseguir.
En resumen, una propuesta ideal para el verano, risas con los amigos, escapada de la rutina diaria, playa, sol, incluso una excursión por el litoral mallorquín... y ¡ejercicio! ¿Todavía tienes dudas?