El archiduque Luis Salvador de Austria (1847-1915) amante de la cultura, el Mediterráneo y la Serra de Tramuntana, llegó a Mallorca por primera vez en el año 1867.
El miembro de la dinastía imperial de Habsburgo fue un pionero del turismo a las Islas Baleares. La primera vez que visitó la Isla lo hizo bajo el nombre de incógnito de conde de Neudorf. Después, sus viajes se convirtieron en algo normal y se volvió un habitual de la Isla; como consecuencia adquirió un gran número de fincas mallorquinas en Valldemossa y Deià. Por otra parte, debido a su gran interés por las artes, hizo de mecenas aportando ayudas a algunos científicos y artistas. Gracias a ello el Archiduque obtuvo distintos reconocimientos como el de ser miembro honorario de la Academia Imperial de Ciencias de Viena. En Baleares, en el año 1883, fue nombrado Académico Honorario de la Academia Provincial de Bellas Artes de Palma, entre otros títulos.
Son Marroig
Finca considerada Bien de Interés cultural, desde el año 1993, y Patrimonio histórico de España. El emplazamiento, situado en el municipio de Deià, se trata de una institución creada en el año 1927 con el objetivo de preservar, divulgar y promocionar la figura del archiduque Luis Salvador. En Son Marroig se pueden encontrar dibujos, libros y efectos personales del Archiduque. También destacan los objetos fenicios, el mobiliario antiguo mallorquín y la estatuillas griegas de gran belleza. Otros de los elementos que se pueden apreciar son una cama señorial del siglo XVII y lienzos de diversos artistas.
La casa cuenta con grandes jardines en los que se puede disfrutar de su enorme aljibe en el que habitan patos y peces. El contraste de la vegetación con el mar crea una estampa única que convierte las vistas de la posesión en uno de sus principales encantos.
Una de las piezas que más llama la atención de los visitantes es la torre cuadrada de Son Marroig, datada en el siglo XVI, donde frecuentaban los piratas moros. Según cuenta la leyenda, en esta torre se realizó el último rapto a una mujer de mano de los piratas.
Destaca también el molino de aceite en el que se puede apreciar como se extraía este líquido antaño. Son Marroig goza de un entorno excepcional, en el que sobresale Sa Foradada. Al acudir a la posesión se puede solicitar a su personal visitar este accidente geográfico, uno de los más conocidos del archipiélago. El recorrido consiste en un camino de aproximadamente 3,5 kilómetros.
La ubicación acoge desde el año 1978 el Festival Internacional de Música de Deià, un evento dedicado a la música de cámara.
Monasterio de Miramar
Monasterio fundado en 1276 por Jaume II, a petición de Ramón Llull, en el término municipal de Valldemossa. El convento acogía a misioneros cristianos que aprendían árabe para poder evangelizar en el norte de África. No fue hasta el 1872 cuando el Archiduque, a los 25 años de edad, se apropió de la posesión. Como consecuencia de su deterioro, realizó una gran reforma con el objetivo de ensalzar la figura de Ramón Llull. Para ello adquirió terrenos colindantes y aportó elementos artísticos, tanto extranjeros como de la Isla. En la fachada se puede apreciar un dibujo que recibe el nombre de sgrafitti, un tipo de grabado que tuvo su auge en el Renacimiento. En el interior de la casa se encuentran elementos del siglo XIII; además de una escultura dedicada a Wrastislao Vivorny, primer secretario del Archiduque que murió a los 24 años por una insolación.
Miramar era el centro de las posesiones del Archiduque y acogió a personalidades como el pintor y escritor francés Gastón Vuillier, los prehistoriadores Bartoli y Cartailhac y los poetas Rubén Darío y Jacinto Verdaguer.
Luis Salvador convirtió la antigua iglesia, de la cual aún se conserva la base en forma de cruz bizantina, en una capilla adornada con elementos inspirados en la catedral de San Vito de Praga de arte bohemio. En ella se representa la Santísima Trinidad, la santa valldemossina Catalina Tomàs, Ramon Llull y distintas escenas religiosas. También hay una pequeña capilla construida con piedra de Santanyí por el escultor Toni Vaquer.
Sus enormes jardines también son una zona digna de admirar, desde donde se puede apreciar la gran belleza del mar Mediterráneo.